“La chica danesa” (Tom Hooper, 2015) es una película de gran simpleza estética, con un relato lineal, sin efectos especiales y con una banda sonora discreta. A pesar de eso (o debido a eso), es paralizante y 'movedora' a la vez, cautivante de principio a fin… tanto o más que las megaproducciones que desbordan actores de moda y fuegos de artificio.
Eddie Redmayne, “la chica danesa”, no sólo actúa con su cuerpo, sino que también con su mirada, palabras y silencios. Sus miedos, alegrías y esperanzas traspasan la pantalla y penetran la fibra más íntima de los testigos del tormento emocional y sicológico de una mujer ‘atrapada’ en un envase masculino.
Me gustó la intensidad y la belleza de esta cinta que muestra una realidad aún incomprendida: las personas transgénero. Es interesante conocer una historia real ocurrida en la Europa a fin de la década del 20 -la historia de Lili Elber- y ver cómo ha evolucionado el contexto de hombres y mujeres que, aunque son distintos y muchas veces sufren, no se cansan de luchar por sus sueños.
Vaya a verla. No sea prejuicioso y aprenda sobre honestidad y cómo el amor verdadero puede traspasar las barreras morales, de la mente y del corazón.
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